Este lunes, los economistas Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson fueron galardonados con el Premio Nobel de Economía por sus destacados estudios sobre la formación de las instituciones y su impacto en la prosperidad de las naciones. El premio, que incluye una dotación de 11 millones de coronas suecas (equivalente a un millón de dólares), reconoce sus investigaciones sobre el papel fundamental de las instituciones en el desarrollo económico.
El Comité Nobel elogió a los economistas por demostrar cómo las sociedades con instituciones deficientes y sistemas legales débiles no logran generar crecimiento sostenible ni mejorar las condiciones de vida de sus poblaciones. “Las sociedades con un estado de derecho frágil y que explotan a sus ciudadanos no generan crecimiento ni cambio positivo”, explicó el comité en su comunicado.
La investigación del trío se centró en el impacto de la colonización en las instituciones sociales de diversos países, señalando que, mientras en algunas regiones las instituciones establecidas durante el periodo colonial fueron explotadoras, en otras sentaron las bases para sistemas políticos y económicos más inclusivos. Esto, afirmaron, explica en gran medida las actuales disparidades en la prosperidad global. “Los países que desarrollaron instituciones inclusivas se han vuelto prósperos, mientras que aquellos con instituciones extractivas han experimentado un bajo crecimiento económico”, agregó el comité.
El trabajo más conocido de Acemoglu y Robinson, “Por qué fracasan los países” (2012), profundiza en estas ideas, analizando cómo las instituciones políticas y económicas influyen en la riqueza de las naciones. Una de las comparaciones más emblemáticas de su libro es entre las dos ciudades de Nogales, una en Arizona, Estados Unidos, y otra al sur de la frontera en Sonora, México, donde destacan que las diferencias en prosperidad están más relacionadas con la solidez de las instituciones locales que con factores como el clima o la cultura.
El Premio Nobel de Economía, conocido formalmente como el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, fue instituido en 1968 por el banco central sueco, a diferencia de los premios originales establecidos por el propio Nobel. El año pasado, el galardón fue otorgado a Claudia Goldin, profesora de la Universidad de Harvard, por su investigación sobre la evolución de las mujeres en el mercado laboral y la brecha salarial de género.
El trabajo de Acemoglu, Johnson y Robinson aporta una perspectiva crucial para comprender cómo las decisiones institucionales del pasado continúan moldeando las oportunidades económicas y políticas del presente, reforzando la importancia de construir instituciones inclusivas para asegurar un crecimiento sostenible y equitativo.