Tras décadas de movimientos y olvido, el monumento “Zapata Ecuestre” volvió al sitio que lo dignifica: la Plaza de Armas “General Emiliano Zapata Salazar”, justo frente al Palacio de Gobierno en Cuernavaca.
La imponente escultura de bronce, con más de 5 toneladas de peso y casi 10 metros de largo, fue retirada del Paso Exprés el viernes 1º de agosto, y colocada con precisión quirúrgica en el Centro Histórico la madrugada de este martes. La operación, liderada por la Secretaría de Infraestructura estatal, se realizó en horarios nocturnos para evitar riesgos y afectaciones viales.
El traslado no fue menor: requirió grúas especializadas, rutas planeadas con anticipación y la participación de autoridades como Caminos y Puentes Federales (Capufe), Guardia Nacional, Protección Ciudadana de Cuernavaca, y las Secretarías de Seguridad, Turismo, Cultura y Administración.
Este movimiento no solo fue logístico. Fue simbólico. Porque devolver a Zapata al corazón de Cuernavaca es también un acto de justicia histórica y orgullo colectivo.
“El monumento estuvo años en abandono. Hoy lo regresamos al centro, donde podrá ser apreciado con respeto, donde vuelve a mirar a su gente de frente”, señaló Adolfo Barragán Cena, secretario de Infraestructura. Y agregó que la estructura estará lista el 8 de agosto, día en que se celebra el 146 aniversario del natalicio del Caudillo del Sur.
La base que sostiene la estatua mide siete metros de largo, cuatro de ancho y tres de alto. Mientras se colocan los acabados y se limpia la zona, el nuevo sitio ya comienza a atraer miradas de orgullo e historia.
Carlos Kunte Ubando, hijo de los escultores originales Carlos Kunte y Estela Ubando, fue testigo del traslado. Emocionado, celebró la decisión de reubicar la pieza en un lugar que —dijo— “por fin le hace justicia”.
Zapata regresa al centro. Pero también a la memoria activa de su gente.