La muerte del Papa Francisco generó conmoción global, no solo por la pérdida de uno de los líderes más influyentes y reformistas de la Iglesia Católica, sino también por el resurgimiento de antiguas teorías asociadas a las profecías de Nostradamus, que algunos interpretan como anuncios del fin de una era e incluso del mundo.
Según interpretaciones de su libro Las Profecías, Nostradamus habría predicho la sucesión de tres Papas antes del fin del mundo: un Papa extranjero, un Papa viejo y finalmente un Papa negro, siendo este último el último líder de la Iglesia antes del colapso.
Las conjeturas sobre estas figuras han variado con el tiempo. Algunos consideran que el “Papa extranjero” fue Juan Pablo II, el “Papa viejo” Benedicto XVI y el “Papa negro” sería Francisco, por su pertenencia a la Compañía de Jesús, cuyo superior general es apodado de forma informal como el “Papa negro”, debido a la sotana negra que visten los jesuitas. Otros interpretan el orden de manera diferente, atribuyendo el rol de Papa extranjero a Benedicto, y a Francisco el de Papa viejo, lo que dejaría al próximo pontífice como el supuesto último.
Frente a este escenario, las miradas se centran ahora en los posibles sucesores de Francisco. Entre los nombres más mencionados destacan el cardenal ghanés Peter Turkson y el guineano Robert Sarah, ambos africanos y de avanzada edad, cuyas candidaturas alimentan aún más las teorías vinculadas a las profecías de Nostradamus.
Sin embargo, hay quienes sostienen una visión menos apocalíptica, argumentando que el “fin del mundo” al que se refiere el astrólogo francés podría tratarse del fin de una etapa institucional dentro de la Iglesia, y no de un evento catastrófico global.
Otros candidatos al papado que han sido mencionados en medios internacionales incluyen al cardenal húngaro Peter Erdo, considerado cercano al ala conservadora, así como al italiano Matteo Zuppi, el maltés Mario Grech y el irlandés Kevin Farrell, camerlengo designado por el propio Francisco para guiar el proceso de transición.
Nostradamus, cuyo verdadero nombre fue Michel de Nôtre-Dame, vivió en el siglo XVI y escribió en 1555 su obra más conocida: Las profecías. Su estilo críptico ha permitido múltiples interpretaciones que, a lo largo de los siglos, se han vinculado con acontecimientos históricos como la Revolución Francesa, la Segunda Guerra Mundial y los atentados del 11 de septiembre.
Pese a la distancia histórica, el legado de Nostradamus sigue captando la atención de creyentes y curiosos cada vez que el mundo se enfrenta a una transición significativa. El futuro del papado, como lo establece la tradición, se decidirá en el próximo cónclave, donde los cardenales elegirán al nuevo Sumo Pontífice.